Los masajes son el centro o el corazón de nuestra actividad. Más allá de los efectos físicos que el masaje produce en nuestra salud y el bienestar que proporciona, quizás su mayor valor está en los cambios que se observan en nuestro ánimo, en nuestro mundo interno.
El masaje nos ayuda a integrar las diversas realidades que conforman nuestro ser aumentando o desarrollando la autopercepción – aquietando la mente – y predisponiéndonos a un descanso más profundo y duradero.
Como su nombre lo indica, este masaje es de origen chino y tiene más de 1000 años de antigüedad. Se realiza con dos pequeñas esferas recorriendo todo el cuerpo. Actualmente en algunos hospitales de China aún se siguen usando para ayudar a la recuperación de los pacientes. Su función es armonizadora, reduce la fatiga y la depresión y aumenta las defensas naturales.
Masaje profundo que remite a la búsqueda de bloqueos o contracturas musculares. Se trabaja todo el cuerpo, no solo la zona en que se expresan, porque somos una “totalidad” interrelacionada, que se manifiesta “parcialmente” de diferentes formas, y las contracturas son una “expresión” a decodificar.
Masaje de intensidad media que trabaja la adiposidad localizada entre la piel y los músculos con productos apropiados para este fin.
El drenaje manual linfático consiste en técnicas drenantes de presiones suaves y se pueden realizar en todo el cuerpo. Este masaje produce un gran descanso.